miércoles, 11 de mayo de 2016

LA TEMPERATURA DEL COLOR

La temperatura del color se conoce como la dominancia de alguno de los colores del espectro lumínico sobre los demás, de modo que altera el color blanco hacia el rojo o hacia el azul en dicho espectro.
Se mide en
 Kelvin, según una norma que sitúa en 5.500 K la luz del día teóricamente perfecta. Para días nublados, la temperatura del color sube (se produce una dominancia del azul) hasta los 12.000 K, mientras que en el interior de una casa con iluminación artificial esa temperatura baja a unos 2.500 K, con una dominancia del rojo. 

Cuando miramos los objetos con nuestros ojos, percibimos los objetos blancos como blancos, y los objetos grises como grises, no importa el tipo de fuente de luz con la que los vemos. Esto es debido a que nuestro cerebro está entablando la conversación por nosotros. ‘Sabemos’ que aquella pared es blanca, así que no nos damos cuenta de que se ve amarilla por la noche (con la luz de la habitación encendida). Si realmente empiezas a descubrir puedes ver estos distintos colores de alguna forma, pero no son tan evidentes como lo son para la cámara.
Las cámaras modernas tienen ‘balance de blancos automático’ así que, ¿por qué no podemos dejarlo simplemente así? El balance de blancos automático cumple bastante bien su función, pero no es siempre preciso al 100%. 

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